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Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 36
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Hermanos Lancaster.

Terminé de saludar e intercambiar algunas palabras con los representantes de las marcas de esta noche, algunos eran más amables

que otros, pero no fue impedimento para esfumar la sonrisa de mi rostro.

Mis tobillos comenzaban a doler y junto a Jack, decidimos volver a la mesa después de felicitar a Emma por su colección

Primavera-Verano, su empresa es la más cualificada para la colaboración, después de Lancaster Collection.

Estando a unos metros de la mesa de Doinel, un golpe leve en mi pierna me hizo delener el paso y di media vuelta para reclamarle a quien sea que lo hizo, bajé la mirada hacia la persona en silla de ruedas, encontrándome de nuevo con sus ojos miel, pero algo andaba mal, este no era el hombre con el que hablé hace aproximadamente hora y media.

Este hombre era con el que me topé en la entrada con su madre y el que vi al otro lado de la pasarela, lo supe por el brillo en sus ojos, por la ternura en su mirada que logró erizar mi piel, no habia rastros de ese Alexander frio y prepotente, de hecho, ahora que lo detallaba mejor, me daba cuenta que sus ojos miel tenian visos verdes, su piel es más pálida, tal y como dijo Abby, parecia que no hubiese tomado sol en su vida.

Medité mis palabras más de lo que deberia antes de soltarla, me sentia desconcertada, muy confundida.

– Sr. Lancaster. ¿Hay algo que no le haya quedado claro?-pregunté sintiéndome nerviosa bajo su intensa mirada, entonces, alejó su mano temblorosa del control de la silla de ruedas para extenderla hacia mi, esperando que la estrechara con la mia.

– Sarah Doinel. Su voz ronca y profunda, apenas audible, hizo que mi cuerpo se estremeciera antes de quedar completamente inmovil, mientras lo miraba con mi ceno truncido.

Delinitivamente, él no es Alexander.

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¿Quién es el 7

¿Cómo sabe que mi verdadero apellido es Doinel?

– ¿Quién es usted? – musité con la voz entrecortada y sintiendo que mi corazón se iba a salir de mi pecho en cualquier

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momento.

lo mire esperando una respuesta de su parte, pero parecia que le costaba pronunciar palabra alguna, su mano seguia extendida y no me atrevi a tocarlo, pensando que un Lancaster que no conocia, parece saber quien soy en realidad.

– Ah, no, ni lo pienses, a mi hermano no lo harás caer en tus redes. Tienes muchos candidatos esta noche, ni le atrevas a poner un

ojo en la familia Lancaster, no eres bienvenida.-Gina apareció tomando desde atras el control de la silla de ruedas del pelinegro frente a

mi, impidiendo que el mismo la manejara con los botones.

Mire a Gina recuperando el aliento y aunque quisiera delenderme una vez más de ella, mi mente estaba en blanco, ni siquiera sabia qué debía decir, no sé quién es ese hombre aunque en un principio pensé que era Alexander.

¿Alexander tiene un gemelo?

¿Como es que nunca lo supe?

Aclaré mi garganta esfumando las preguntas de mi mente y me exalte al escuchar la voz del hombre desconocido.

– Gina, callalel-el cuerpo de Gina se lenso y miro sorprendida al pelinegro llegando a su lado para mirarlo incrédula al rostro. – Wielves a lallarle el respeto y me vas a conocer. -espeto con el rostro rojo, mostrándose molesto con la mujer a su lado.

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Algo dentro de mi se removió dejándome inestable por unos segundos, no supe si sentirme satisfecha por el rostro indignado de Gina o incomoda porque el desconocido me estaba defendiendo de su propia hermana.

Bleimano, tu… lú. No lo puedo creer. –Tomé una bocanada de aire que me ayudo a recuperarme por completo,

Si seguia cerca de los Lancaster iba a enloquecer.

‘ralam.ustrezofra wyron el misnio feina? ¿Qué le hace pensar que me fijaria de nuevo en su familia? Por que no se ocupa de

SU IMOTNO.suntos en voy de segume a todas partesy Cornienzo a pensar que me ha echado de menos dije divertida, dedicandule

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¿qué pensarían de usted si se enteran que no fue más que una sirvienta para los Lancaster? Le aseguro que ni siquiera la hubiesen

considerado como Vicepresidente de Doinel. -Gina lenia una sonrisa, como si me hubiese herido con aquello.

Enarqué una de mis cejas y mire detrás de ella con diversión en mi rostro, volvi a mirar al hombre en silla de rueda que hacia un gran esfuerzo por hablar, mientras tomaba con fuerza la mano de Gina, pero no quise volver a escucharlo, este no era asunto suyo. Ni siquiera

sé quién es, ni de dónde salió, pero al menos ahora sabia que era el gemelo de Alexander, que no sabia que existia.

– Eso habla mal de los Lancaster, no de mi, y al menos sirvo para algo, a diferencia de usted que no sirve para nada más que humillarse sola. - dije sintiéndome más tranquila, después de calmar los nervios que habia alterado el clon de Alexander. Esboce una sonrisa de medio lado y mire a la figura detrás de Gina. -Sr. Alexander, llega tarde para unirse a la agradable conversación.

La sonrisa de Gina se esfumo de inmediato y se giro para encontrarse con la mirada fria y dura de Alexander, el verdadero Alexander,

quien habia escuchado lo suficiente para responder a la pregunta que me hizo horas atrás.

– Entonces, ¿esa es la manera en la que trataron a la Sra. Petit? – preguntó Alexander con su voz tan fria como un témpano de hielo, logrando que Gina se estremeciera y retrocediera un paso con miedo.

– Alexander, no, déjame te explico, queria disculparme con ella por lo que pasó en el bar, pero comenzó a atacarme… -Gina mintió descaradamente frente a mi y al gemelo de Alexander, pero fue interrumpida por una voz severa.

– ¿Cómo te atreves a mentir frente a mi? ¿Quién se encargó de la educación de esta niña todo este tiempo? Es evidente que han hecho un trabajo nefasto, que decepción, Gina. el desconocido habló con dificultad pero tan claro y riguroso que dejó a sus hermanos boquiabiertos, ni hablar de Gina que lucia miserable y evidentemente afectada por sus palabras.

– Qué alivio saber que existe un Lancaster sensato. -dije tranquila, interviniendo en la conmovedora escena familiar, con un atisbo de diversión en mi voz. Ya tuve suficiente de ellos, aunque nunca supe el nombre del tercer Lancaster. -Con permiso.

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Segui mi camino hacia la mesa y esta vez no lui intervenida por ninguna silla de ruedas, ni por una mano en mi brazo, ni por la voz de alguno de ellos.

No pude dejar de pensar el gemelo que al parecer me conocia más de lo que yo lo conozco y no sabia si eso podia ser perjudicial para los planes de mi padre, el tiempo para presentarme como su hija estaba cerca y todos queriamos que fuera él quien soltara la noticia. Tenemos que tomar precauciones o cambiar de drásticamente de planes.

Tan pronto como me senté en mi silla, la voz preocupada de Paul captó mi atención.

–¿Te hicieron algo? ¿Estás bien?-asenti con mi cabeza eslumando mis pensamientos, no podia hacer más que hablar con mi padre sobre el asunto y buscar una solución.

– Si, estoy bien, no te preocupes. -le di un vistazo a los asientos de la mesa y solo estaba Jack concentrado en su celular, no había

rastros de los demás.

. Cuando lý me digas, te sacaré de este lugar sofocante para ti. lo miré dejando de lado los nervios que burbujeaban en mi

sistema y cuando estuve por decirle que ahora mismo, una voz masculina se escuchó por todo el salón de banquetes, llamando la

atención de todos.

Mire al escenario y vi a Alexander junto a su gemelo, frunci mi ceno totalmente confundida e irritada.

¿Cuantas veces más tendria que verlo7

Saludo a todos los presentes por el microlono, mientras comenzaba un discurso de agradecimiento y bla, bla, bla.

¿Te parece si nos vamos ahora mismo? – pregunté cuando Paul tomó mi mano sobre la mesa.

– Sus deseos son órdenes para mi. – dijo un sonriente Paul, mientras se levantaba de su silla y arrastraba la mia para

ayudarme.

Mc levante de ini asiento, lista para tomar mis cosas, despedirme de todos y perderme con Paul a Dios sabrà donde, cuando escuche

con detenimiento las palabras de Alexander desde el escenario.

inlin. Exla noche, presento públicamente a mi hermano gemelo, que estuvo lrece años en estado de comia, Alexis

i distrir.

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